Clínica e investigación en Arteriosclerosis
Diabetes mellitus y riesgo cardiovascular. Recomendaciones del Grupo de Trabajo Diabetes Mellitus y Enfermedad Cardiovascular de la Sociedad Española de DiabetesPor Grupo de Trabajo Diabetes Mellitus a
a Enfermedad Cardiovascular de la Sociedad Española de Diabetes*
Riesgo cardiovascular
Los pacientes diabéticos tienen un riesgo cardiovascular de dos a cuatro veces superior al observado en la población general1, que se mantiene después de ajustar para otros factores clásicos de riesgo cardiovascular
Clin Invest Arterioscl. 2004;16:74-8.
Riesgo cardiovascular
Los pacientes diabéticos tienen un riesgo cardiovascular de dos a cuatro veces superior al observado en la población general1, que se mantiene después de ajustar para otros factores clásicos de riesgo cardiovascular2. En este sentido, las complicaciones cardiovasculares atribuibles a la arteriosclerosis son responsables del 70-80% de todas las causas de muerte en los pacientes diabéticos3 y representan más del 75% del total de hospitalizaciones por complicaciones diabéticas.
Las características de las lesiones arteriosclerosas en los pacientes diabéticos son: desarrollo más rápido y precoz; afección más generalizada y grave; mayor frecuencia de placas inestables e incidencia similar en ambos sexos, y mayor presencia de isquemia-necrosis silente o con menor expresividad clínica4. Las principales manifestaciones clínicas de la aterosclerosis son la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares, la arteriosclerosis obliterante de las extremidades inferiores y la afección renal y aórtica.
El riesgo de presentar lesiones arteriosclerosas está también aumentado en los pacientes con síndrome metabólico y tolerancia anormal a la glucosa, en quienes las lesiones macrovasculares, especialmente en el árbol coronario, suelen preceder al diagnóstico de la diabetes tipo 25. Las evidencias clínicas actuales2,6,7 y las recomendaciones de consenso8,9 indican que la diabetes debe considerarse un equivalente coronario de riesgo cardiovascular o situación similar a la prevención secundaria.
Principales factores de riesgo aterogénico en la diabetes
Dislipemia
La dislipemia diabética se caracteriza por la asociación de hipertrigliceridemia por aumento de las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), disminución de los valores de colesterol ligado a lipoproteínas de alta densidad (cHDL), aumento leve-moderado de la concentración de colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (cLDL), aumento del índice colesterol total (CT)/cHDL, predominio de partículas LDL pequeñas y densas, aumento de la apolipoproteína (Apo) B, aumento de los ácidos grasos libres y aumento de partículas residuales10. Si bien el cLDL es el principal factor predictor de riesgo en la diabetes, y por tanto el objetivo terapéutico primario que se debe conseguir, el cHDL y los triglicéridos son factores de riesgo cardiovascular que contribuyen de forma decisiva al elevado riesgo cardiovascular de la diabetes. La prevalencia de dislipemia es de dos a tres veces más frecuente en la población diabética que en la no diabética11 (aproximadamente, 40-60%).
El tratamiento hipolipemiante, en los subanálisis de los principales estudios de prevención cardiovascular, ha demostrado una reducción del riesgo cardiovascular del 25-55%, con una favorable relación coste-beneficio12-14. Recientemente, el pasado 30 de mayo el Comité de Seguimiento de Seguridad de los Datos del Collaborative Atorvastatin Diabetes Study (CARDS), en el Reino Unido e Irlanda, realizó un análisis intermedio y propuso la finalización del estudio al Comité Ejecutivo, debido a una reducción altamente significativa del riesgo de aparición del criterio de valoración principal definido por la reducción de la incidencia de acontecimientos cardiovasculares graves (infarto de miocardio fatal y no fatal, ictus fatal y no fatal, necesidad de revascularización coronaria, angina inestable o parada cardíaca con reanimación) tras la administración de atorvastatina. Este resultado superó claramente el umbral de significación establecido para la finalización del estudio (valor de p unilateral < 0,0005). Por ello, el comité ejecutivo del estudio CARDS, reunido el 9 de junio para revisar los datos, decidió la suspensión del estudio al haberse cumplido los objetivos especificados en él, 2 años antes de su finalización. El estudio CARDS es un ensayo aleatorizado, doble ciego, en el que se evalúa la administración de 10 mg/día de atorvastatina frente a placebo en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular en 2.838 pacientes con diabetes mellitus tipo 2 y al menos otro factor de riesgo cardiovascular. Los resultados definitivos del estudio estarán disponibles en 2004.
Hipertensión arterial
La hipertensión arterial (HTA) en la población diabética es muy frecuente, y alcanza una prevalencia del 40-55%. Los estudios de intervención sobre la hipertensión en sujetos diabéticos han evidenciando una importante reducción (32-44%) de la morbimortalidad cardiovascular, tanto para las manifestaciones coronarias como las cerebrovasculares15. Cifras >= 130 mmHg de presión arterial (PA) sistólica o >= 80 mmHg de PA diastólica se consideran de riesgo en la diabetes. En los pacientes diabéticos con proteinuria, las cifras recomendadas son aún menores: sistólica < 120 mmHg y diastólica < 80 mmHg.
El descenso de la presión arterial ha evidenciado claros beneficios en la disminución del riesgo cardiovascular y de nefropatía diabética. Los inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina (IECA) y los antagonistas de los receptores de la angiotensina-II (ARA-II) han demostrado que, junto al efecto hipotensor, reducen la excreción de proteínas y disminuyen por ambos mecanismos estos riesgos16, y se han mostrado más eficaces en la prevención de la morbimortalidad cardiovascular que los bloqueadores beta a igualdad de descenso de las cifras de PA.
Hiperglucemia
La hiperglucemia per se es un factor de riesgo de enfermedad micro y macrovascular. La hiperglucemia, tanto en situación de ayuno como posprandial, es responsable de modificaciones lipoproteicas que resultan en un mayor riesgo aterogénico. La glucosilación de las apoproteínas es proporcional a la concentración de glucosa en plasma, y existe una buena correlación entre la glucemia y la LDL glucosilada18.
La hemoglobina glucosilada (HbA1c) es un buen marcador de riesgo de mortalidad en pacientes diabéticos y un marcador continuo de riesgo de enfermedad cardiovascular. Existe una relación directa entre el descenso de la HbA1c y la incidencia y evolución de las complicaciones vasculares.
Síndrome metabólico
Definido por los criterios del ATP-III8 (tabla 2), consiste en una amplia constelación de alteraciones entre las que se incluyen la asociación de intolerancia hidrocarbonada o diabetes mellitus tipo 2, obesidad visceroabdominal, dislipemia (hipertrigliceridemia, descenso del cHDL y presencia de LDL pequeñas y densas), HTA, hiperuricemia, microalbuminuria (>= 30 µg de albúmina/mg de creatinina urinaria), inflamación crónica y otras alteraciones, lo que convierte a este síndrome en un marcador de riesgo para la enfermedad cardiovascular prematura, y muy especialmente en los pacientes con diabetes mellitus20.
Hipercoagulabilidad
La diabetes comporta un estado de hipercoagulabilidad, con aumento de fibrinógeno y haptoglobina, entre otros factores. También se han descrito alteraciones de la función plaquetaria, con aumento de la agregabilidad y adhesividad relacionada con factores plasmáticos, como el aumento del tromboxano A2. Diversos estudios han mostrado que la administración de dosis bajas de ácido acetilsalicílico (AAS) contribuye a disminuir los episodios cardiovasculares hasta un 15%, y en ellos se ha establecido que, en los sujetos diabéticos, sobre todo en aquellos con un factor de riesgo mayor asociado, el tratamiento preventivo es adecuado, y los beneficios superan a los posibles riesgos del tratamiento21.
Control del riesgo cardiovascular en el sujeto diabético
La diabetes debe considerarse un factor mayor e independiente de riesgo cardiovascular. La alta prevalencia de otros factores mayores de riesgo cardiovascular asociados a la diabetes comportan una situación de alto riesgo y elevada mortalidad, por lo que deben abordarse de forma global, como situación de riesgo equivalente a la de la prevención secundaria.
Prevención y tratamiento de la insulinorresistencia, síndrome metabólico y riesgo cardiovascular
La situación de insulinorresistencia debe sospecharse en sujetos pertenecientes a grupos de riesgo: sobrepeso y, sobre todo, obesidad abdominal, en mujeres con síndrome de ovario poliquístico o antecedentes de diabetes gestacional y en cualquier individuo con hiperglucemia, hipertrigliceridemia o hipertensión.
La insulinorresistencia y el síndrome metabólico son frecuentes, representan una importante causa de morbimortalidad por enfermedad macrovascular y además se relacionan con un elevado riesgo de diabetes tipo 2. La obesidad, la inactividad física y la dieta rica en grasa son factores modificables que desarrollan y agravan estas afecciones, por lo que la prevención y el tratamiento deben basarse en su corrección; por ello, en ocasiones es necesario añadir tratamiento farmacológico22.
La dieta mediterránea, que será hipocalórica, cuando se requiera perder peso, y baja en grasas, y el ejercicio físico aeróbico han demostrado ser importantes factores para actuar en la prevención de la aparición de diabetes y complicaciones cardiovasculares en sujetos con intolerancia a la glucosa23-26.
Tratamiento del riesgo cardiovascular en la diabetes
Debe llevarse a cabo una actuación global y enérgica sobre todos los factores de riesgo en el paciente diabético.
Control glucémico. El objetivo de la HbA1c es inferior al 7% e idealmente al 6%. Datos actuales27 de seguimiento de población entre 12-16 años sugieren que el síndrome metabólico y la intolerancia a la glucosa aumentan la mortalidad entre un 42 y un 77%, y la mortalidad cardiovascular en un 15-54% Asimismo, los pacientes con síndrome metabólico tienen un riesgo relativo de enfermedad cardiovascular aumentado respecto de los sujetos sin esta afección, y éste se mantiene en sujetos con tolerancia normal a la glucosa, intolerancia a la glucosa e incluso en diabéticos, que oscila entre 1,2 y 1,728. En un metaanálisis reciente29 se ha objetivado que los pacientes con síndrome metabólico tienen un riesgo relativo para episodios coronarios entre 1,3 y 3,4 y para ictus entre 1,5 y 2,6.
Las medidas no farmacológicas incluyen pérdida de peso mediante ejercicio físico aeróbico y dieta hipocalórica equilibrada con el objetivo de conseguir al menos un índice de masa corporal (IMC) < 27 kg/m2. Entre las medidas farmacológicas se encuentran los antidiabéticos orales, fundamentalmente insulinosensibilizadores, como la metformina y las glitazonas, en monoterapia o en combinación con insulinosecretores e inhibidores de las glucosidasas, ya que facilitan el control de la diabetes tipo 2. La insulinoterapia es necesaria en la diabetes tipo 2 cuando no se controle con las medidas anteriores y en situaciones especiales, así como obviamente en la diabetes tipo 1.
Dislipemia. El objetivo primario es mantener el cLDL < 100 mg/dl o, cuando los triglicéridos sean >= 200 mg/dl, el colesterol no HDL < 130 mg/dl. El tratamiento se centrará en conseguir el objetivo primario.
Si tras cambios en el estilo de vida y control de la glucemia no se consiguiera dicho objetivo, se deberá iniciar tratamiento con estatinas a las dosis requeridas. En caso necesario puede asociarse un inhibidor de la absorción intestinal de colesterol.
Los objetivos secundarios incluyen cHDL > 40 mg/dl y triglicéridos < 150 mg/dl. El uso de fibratos se considerará cuando los triglicéridos sean superiores a 200 mg/dl o el cHDL sea inferior a 40 mg/dl, y será imperativo con una cifra de triglicéridos >= 400 mg/dl. Las hipertrigliceridemias con aumento de la apo B >= 120 mg/dl representa un alto riesgo cardiovascular .
La dislipemia combinada puede requerir la asociación de estatinas y fibratos, con las debidas cautelas, controlando las posibles complicaciones hepáticas y musculares-
Hipertensión arterial. El objetivo de la PA es < 130/80 mmHg. Junto a las medidas no farmacológicas, los fármacos más adecuados en los pacientes diabéticos hipertensos son los IECA y los ARA-II, especialmente por su efecto protector renal. Otros fármacos, como los diuréticos, los bloqueadores beta y los antagonistas del calcio también han demostrado su eficacia en la reducción de la morbimortalidad cardiovascular.
En pacientes diabéticos con nefropatía, el objetivo es mantener una PA < 120/80 mmHg, para evitar la progresión de la enfermedad renal y reducir el mayor riesgo cardiovascular.
Corrección de otros factores de riesgo cardiovascular como el consumo de tabaco.
Uso de aspirina. Asimismo, el uso en prevención primaria de dosis bajas de aspirina se recomienda en pacientes diabéticos > 40 años.
Conclusión
Los pacientes diabéticos o con síndrome metabólico deben considerarse sujetos de alto riesgo cardiovascular y, en consecuencia, tributarios de una intervención enérgica para la prevención de la enfermedad cardiovascular
Bibliografía:
Clínica e investigación en Arteriosclerosis Vol.16 Núm. 02[en línea].España[fecha de acceso: 26 de octubre de 2010] URL disponible en:
http://www.elsevier.es/revistas/ctl_servlet?_f=7064&ip=200.12.130.151&articuloid=13060882&revistaid=15